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Saturday, April 11, 2015

La mala palabra

Vivimos en un mundo que se centran en el ego. La humanidad es egoísta y quiere que el ego para ser adorado.

La naturaleza pecaminosa gobierna esta tierra, pero no es una cura.

Abraham fue un gran ejemplo de un siervo. Había tres hombres que lo visitaban. Había dos ángeles y el otro hombre era Jesucristo.

Él sirvió a Jesús y tenemos que honrar a Jesús en nuestras vidas. ¿Está usted honrando a Jesús en tu vida?

Una persona no puede servir al Señor hasta que esa persona se entrega el alma a Dios.

Jesús murió en la cruz para que podamos experimentar a Dios. Si una persona se arrepiente de sus pecados y seguir a Jesús. Entonces el Espíritu Santo va a transformar a la persona.



Génesis 18:3-8

 

dijo:
—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descansar bajo el árbol. Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sientan mejor antes de seguir su camino.
—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así!
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:
—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes.
Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol.

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